miércoles, 16 de marzo de 2011

Objetivo: tapar el 11-M


hace siete años, España vivió la mayor masacre terrorista de su historia, unos crímenes que dejaron 193 muertos y 1.841 heridos y mutilados. Faltaban sólo tres días para las Elecciones Generales de 2004. Dos días antes de los atentados, Ernesto Ekáizer mostraba desde El País como todas las encuestas daban la victoria al PP, incluso por mayoría absoluta. Uno de los condenados como autor material de la masacre, detenido el 13 de marzo e incomunicado durante cinco días, al llegar a la Audiencia Nacional lo primero que preguntó fue: “¿Quién ha ganado las elecciones?” A estas alturas es evidente que aquella masacre criminal se hizo con un propósito claro: forzar un cambio de gobierno. Precisamente ésta es la razón por la que determinados sectores políticos y mediáticos, que reventaron la jornada de reflexión del 13-M al grito de “¿quién ha sido?”, enmudecieron tras la victoria electoral del PSOE. Pero no les bastó con quedarse mudos: algunos han hecho de todo para echar tierra sobre el 11-M, hasta extremos grotescos e indecentes. Veamos algunos ejemplos.
La sentencia no aclaró la autoría intelectual del 11-M
Por autor intelectual de un delito se entiende la persona que lo idea y lo planea, siendo el autor material el que lo ejecuta. En lo relativo a delitos de terrorismo, el Artículo 579 del Código Penal establece: “La provocación, la conspiración y la proposición para cometer los delitos previstos en los artículos 571 a 578 se castigarán con la pena inferior en uno o dos grados a la que corresponda, respectivamente, a los hechos previstos en los artículos anteriores.” La sentencia del juicio sobre el 11-M absolvió al único acusado como autor intelectual del 11-M, Rabei Osman alias “El Egipcio”. La sentencia señaló sobre él lo siguiente (copio textualmente): “las conversaciones de Rabei Osman EL SAYED AHMED en las que, según las acusaciones, se atribuye la autoría intelectual de los atentados al decir que “el hilo de lo de Madrid fue mio…era mi proyecto más querido, etc., , son claramente equívocas – disco compacto unico al folio 14229 y transcrita a los folios 15046, 16747, 24154 y ss.-”
El gobierno decidió negar que exista la figura del autor intelectual
Hay que decir que la absolución del único procesado como autor intelectual del 11-M, una de las cosas más llamativas de la sentencia, debió poner muy nerviosos al gobierno y al PSOE, pues pusieron rápidamente en marcha su maquinaria de consignas, pero de una forma muy torpe… ¡negando una figura que recogía la propia sentencia! El entonces Ministro de Defensa José Antonio Alonso se apresuró a declarar: “La figura jurídica del autor intelectual es un invento”. El entonces secretario de organización del PSOE José Blanco fue más allá y declaró: “¿Qué más da si el autor intelectual fue Bin Laden o su primo?”, como si descubrir y encarcelar al que ideó los atentados no tuviese la menor importancia. Los citados dirigentes socialistas parecían olvidar que el 9 de junio de 2004 el entonces Ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar celebró “la detención en Italia del responsable intelectual de los atentados“, tras al apresamiento de Osman en ese país.

El País llegó a calificar como “bulo” una figura usada por el propio diario

El aparato mediático socialista abundó en la cínica tesis de Alonso y Blanco. Desde El País Ernesto Ekáizer hacía suya la mentira lanzada por Alonso, tachando de “bulo” la figura de la autoría intelectual: “la figura del autor intelectual no existe en el Código Penal. Se puede ser autor material de un delito, cómplice, encubridor, cooperador necesario o inductor. Pero no autor intelectual.” Parece que Ekáizer no tuvo el detalle de consultar el ya citado Artículo 579 del Código Penal, que contiene tres tipos de autoría intelectual en el caso de atentados terroristas, ni la sentencia del juicio del 11-M -que como hemos visto se refería a esa figura-, pero tampoco consultó las páginas del periódico de PRISA:
■El 19 de diciembre de 2005 El País dedicó todo un reportaje a la “autoría intelectual” del 11-M.
■El 12 de abril de 2006 El País calificó a Rabei Osman de “organizador” del 11-M, diciendo de él que “reconoció ser el que ideó y organizó los atentados“.
■El 29 de septiembre de 2006, El País publicó el siguiente titular: “La autoría intelectual del 11-M corresponde a “líderes de la insurgencia iraquí y de Al Qaeda”“.
■El 15 de febrero de 2007, El País se refirió a Osman con estas palabras: “El Egipcio está imputado como principal autor intelectual de la matanza.”
■El 31 de mayo de 2007 El País se refirió a Osman como “supuesto autor intelectual”, afirmando lo siguiente: “La fiscal Olga Sánchez pide para él más de 39.000 años de condena como autor intelectual de la matanza.”
■El 10 de octubre de 2007, El País se refirió a Rabei Osman y a Hassan el Haski como “supuestos autores intelectuales de los atentados”. Es más: El País afirmó que el tribunal “consideraría suficientes las pruebas para imputar a los considerados autores intelecutales“, dando por segura una condena que al final no se produjo.
Podría seguir, pues en El País hay más referencias anteriores a la sentencia que citan a Osman como autor intelectual del 11-M, y que también mencionan la figura del autor intelectual en relación con otros atentados terroristas, pero creo que las citas referidas bastan para comprobar hasta qué punto el periódico de PRISA toma a sus lectores por unos imbéciles.
El País despachó los hallazgos de los peritos con “una higa”
Tres años después de realizarse la pericial de los muy escasos restos de explosivos del 11-M -a causa del insólito “lavado” que se hizo de los trenes, eliminando la mayor parte de las pruebas-, el diario El Mundo publicó los vídeos de la pericial, unos vídeos que el juez Bermúdez, instructor de la causa del 11-M, había negado a las víctimas que los solicitaron. En los vídeos se veía como los peritos detectaron dinitrotolueno, una substancia que no figura en la Goma 2 ECO, que según la sentencia fue el explosivo usado en los atentados. Por si fuera poco, nada más detectarse esa substancia hubo un apagón en el laboratorio, con lo que dejaron de grabar las cámaras colocadas para garantizar que las muestras no fueran manipuladas.
¿Qué dijeron los diarios afines al gobierno sobre esto? Pues para empezar ni El País, ni Público, ni 20 Minutos ni El Plural dieron esa noticia a sus lectores. A lo sumo, el director adjunto del periódico de PRISA, José María Izquierdo, publicó en el blog que tiene en la edición digital de ese diario una entrada con este título: “Una higa para el dinitrotolueno”. En ella, sin comentar nada de lo que aparecía en las grabaciones, Izquierdo se limitó a descalificar sin más la información tachándola de “otra paletada más de basurillas para ensuciar aquella investigación y tratar de reabrir el caso”. Sin comentarios.
El escándalo de la destrucción de pruebas por los Tédax, silenciado
Otro de los extremos más esperpénticos de la investigación de los atentados, que aún continúa por la vía judicial, ha sido el relativo a la destrucción de pruebas. En septiembre de 2009 Juan Jesús Sánchez Manzano reconoció sin tapujos que se destruyeron casi todos los restos del 11-M. El 11 de marzo de 2004 Sánchez Manzano era el comisario de la unidad de desactivación de explosivos del Cuerpo Nacional de Policía, los Tédax. El ex-comisario también reconoció que no enviaron las muestras a la Policía Científica, como es preceptivo en caso de atentado terrorista. El resultado fue que la pericial de explosivos se hizo con muy excasas muestras, pues los Tédax se habían encargado de destruir toneladas de restos hallados en los lugares de los atentados. Una vez más, los diarios afines al PSOE silenciaron la noticia.
La identificación de los Tédax que recogieron esas muestras la solicitó la juez Coro Cillán al Ministerio del Interior a comienzos de 2010. Casi un año después, y habiendo recibido de Rubalcaba la callada por respuesta -un claro caso de obstrucción a la justicia-, la juez dio un ultimátum de diez días a Interior. El ministerio no tuvo reparos en mentir al negar el ultimátum, una mentira destapada por el propio documento judicial. Finalmente Interior entregó la lista, en respuesta al ultimátum judicial que el Ministerio había negado. Eso sí: el departamento de Rubalcaba ha dicho en su respuesta a la juez que “no se puede determinar de forma clara qué funcionarios de Policía se hicieron cargo del traslado de los restos de las explosiones ocurridas en los atentados del 11 de marzo de 2004″, lo cual supone reconocer de hecho que se rompió la cadena de custodia de los restos recogidos en los lugares de los atentados, con lo que ninguna de las pruebas trasladadas tendría valor judicial alguno, lo cual podría invalidar la sentencia del juicio sobre el 11-M. Como en anteriores ocasiones, El País, Público, El Plural y 20 Minutos no han dicho ni pío a sus lectores sobre el asunto.
La verdad sobre el 11-M: una cuestión de salud democrática
Podrían escribirse varios libros sobre la multitud de irregularidades, hechos extraños y cosas inexplicables que aún rodean aquel día trágico. Hoy Libertad Digital publica un resumen muy completo de las principales manipulaciones sobre el 11-M, una lista de hechos y datos que pueden dar una idea de hasta qué punto no sólo desconocemos muchas cosas todavía, sino que nos están escondiendo buena parte de ellas. En esa labor de ocultación están empeñados tanto el gobierno como sus apoyos políticos y mediáticos, y para ello recurren a medios cada vez más torpes, patéticos e impúdicos.
Tarde o temprano conoceremos toda la verdad sobre lo ocurrido, igual que han salido a la luz otros muchos hechos que hasta desvelarse eran tachados de cosas de paranoicos, como la Operación MK Ultra y las diversas operaciones de bandera falsa que ha habido a lo largo de la historia. Luchar por conocer esa verdad no sólo es una cuestión de principios, de respeto a las víctimas, sino también de salud democrática, y es que nuestra democracia tendría los días contados si 193 asesinatos consiguiesen doblegar la voluntad de un pueblo y, además, acabasen en el pozo del olvido antes de saberse toda la verdad sobre lo ocurrido. En el pasado los medios afines al PSOE ya intentaron tapar escándalos como los GAL y no lo consiguieron. Lo único que lograron fue quedar ante el público como encubridores de las maniobras más sucias del poder, es decir, la antítesis de la misión fiscalizadora de la prensa frente al poder. Parecen no haber aprendido nada de aquella experiencia.

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